jueves, 22 de octubre de 2009

CRÍTICA TOMAICNE.COM


La idea es simple pero original. Contar una historia con las cámaras de seguridad como eje central da mucho juego y su director, el argentino Adrián Biniez, lo ha sabido explorar al máximo.En 2005 rodó el corto 8 horas, por el cual se llevó el Primer Premio del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires 2006 (BAFICI) y el Primer Premio del Festival Cinematográfico Internacional de Uruguay 2006. Su segundo corto fue Total disponibilidad y por último ha dirigido su primer largometraje del cual os hablamos, Gigante. Un film que no hace mas que corroborar el buen hacer de Adrián, consiguiendo 3 Premios en el Festival de Berlín 2008, entre ellos el Premio especial del Jurado.

La cinta se mueve en el límite que separa el amor de la obsesión; Dando píe, como solemos hacer por norma general, a juzgar las personas sin conocerlas basánsonos en su vestimenta, su físico y sobre todo la primera impresión causada. Es por ello que su protagonista principal, un vigilante de seguridad que trabaja por las noches en un supermercado, da la sensación de rudo. Un joven imponente por su corpulencia y por sus gustos musicales, lo que le hace envolverse en un estereotipo que no es.


Horacio Camandule interpreta al vigilante del que hemos hablado. Jara, un tipo bonachón esclavo de su trabajo por la falta de ofertas de ocio. Una falta de la que él es el único culpable. Soledad buscada por alguien que ha sido vencido por la timidez dentro de un cuerpo de Gigante. Incluso esa debilidad lleva a ocupar sus noches libres en un segundo trabajo. Para no pensar. Para no sentirse aislado en las horas muertas que tendría.


Julia es la persona responsable del cambio personal en Jara.
Leonor Svarcas es la encargada de interpretar este personaje, una joven que trabaja en la limpieza del supermercado que Jara debe vigilar. Su actuación es comedida, sin apenas diálogos, asemejándose a la protagonista de un spot publicitario.Ver, ser visto y verse a sí mismo. Estos son los 3 principios que el director ha dotado a las cámaras de vigilancia. Ser un mirón alcanzando la obsesión por el camino. Ser un producto vigilado sin tener conocimiento. Verse a uno mismo dentro de una pantalla. 3 situaciones bien diferenciadas. 3 maneras de ahondar en el impacto que supone la inclusión de la vigilancia en la privacidad de las personas.

Gigante puede considerarse una comedia romántica pero alejada de los cánones que rigen en este género. No existen escenas grotescas ni sobreactuadas. Las situaciones empalagosas no tienen cabida aquí, al contrario. En el fim se muestra el proceso en el que se ve atrapado uno de los dos protagonistas: cómo descubre a la otra persona, cómo le cautiva y ciega por completo, cómo se da cuenta de que se ha enamorado.La búsqueda del amor es diferente en cada individuo. Lo que sí parece tener en común es hacer de lo fácil lo difícil. El simple paso de darse a conocer a una persona se convierte en una etapa de alta montaña por el miedo al fracaso o al rechazo. Nos ofuscamos haciendo un laberinto de un camino recto perdiendo un tiempo valioso.

Declarar nuestro amor acongoja. En cambio, darnos a conocer debería ser placentero.Gigante. Amor y obsesión vigilada. Aislante de los miedos más profundos.





XAVIER VILLANUEVA (tomacine.com)

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