Jara es un hombre tímido de 35 años, que trabaja como guarda de seguridad en un supermercado en las afueras de Montevideo. Se encarga de observar las cámaras de vigilancia de todo el edificio. Tiene el turno de noche, por lo que no hay mucho movimiento, todo está muy tranquilo. Jara pasa el tiempo haciendo lo mismo que hace en casa: mira películas de vídeo, hace crucigramas y escucha música.

La vida de Jara se llena de rituales rutinarios construidos alrededor de Julia, hasta que se entera de que el supermercado piensa recortar la plantilla. Los empleados están nerviosos. Efectivamente, Julia es una de las primeras en irse. A partir de ese momento, Jara deberá decidir si abandona su obsesión o si la materializa.
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